Osvaldo Walter Viola nació en Buenos Aires en 1933. Aunque realizó estudios de dibujo en la Continental School, en líneas generales puede considerárselo un autodidacta. Sus inicios profesionales datan de 1954 en el campo del dibujo animado (actividad en la que en su primera etapa permanecerá durante una década) y también realizando ilustraciones para distintas revista de la época, como Mundo Infantil y El Hogar. Llega a la historieta en 1958 cuando sobre un guión propio dibuja en el diario “El Correo de la Tarde” la tira “Pablo Güeya” y en diciembre de ese año aparecen trabajos suyos en Hora Cero y Hora Cero Extra Nº 5, en este caso la historieta “Traidor”, ambientada en la Primera Guerra Mundial. Publica luego en Frontera, pasa fugazmente por Columba y a inicios de los sesenta trabaja sobre material de la revista norteamericana Eerie.
En 1965 la recién aparecida revista Anteojito le brinda la oportunidad de ingresar nuevamente en la historieta local, realizando en ese período adaptaciones de obras de la literatura universal como “David Cooperfield”, “Robinson Crusoe” o “La Isla del Tesoro”, y publica además durante varios años su gran creación: “Sonoman”, que en 1975 tendría su revista propia. Continúa trabajando en dibujos animados, en este caso en el Estudio Gil y Bertolini y en 1969 dibuja “El Astrón de La Plata” en el La Gaceta de la Tarde de dicha ciudad.
En 1974 colabora en el Suplemento de Historietas de Chaupinela haciendo “El espíritu de Mascarín” y luego en Record en el personaje que da nombre a la primera de sus publicaciones: Skorpio, que con guión propio dibuja entre 1974 y 1975. También para Record dibuja “Galac Master”, unitarias y el personaje “Floyd Stark, detective en Hollywood” con guión de Linton Howard, además de otros títulos como “Las planarias” y “¿Hola?, Aquí la muerte”. En el diario La Hoja Oswal publicó en 1979 la historieta “Mark Kane”, que era el mismo “Floyd Stark” que había hecho en Record, mientras que en el suplemento infantil de ese mismo diario, La Hojita, vuelve a dibujar “Sonoman”.
La década del ochenta puede considerarse como el tiempo de consagración para Oswal, no solo por sus trabajos en publicaciones locales sino también para el extranjero, especialmente España. En 1980 para Editorial Perfil realiza con guión de Albiac el personaje “Nico Cruz”, revista con características de comic-book, mientras que al año siguiente colabora en la revista Bang! editada por Oskar Blotta en la cual publica “Tito Mamut” y “Camino a Esteco”, historia ambientada en las rebeliones indígenas en los Valles Calchaquíes en el siglo XVII. Siempre a inicios de los ochenta colabora en el frustrado regreso de Satiricón, en Superhumor y en la revista Cuero donde publicó “Moneda de dos caras”. Sus trabajos de esa década se completan con su participación en el equipo que tuvo a su cargo en 1986 la desafortunada versión III de “El Eternauta” mientras que en 1989 la revista Trix publica “Los Quilmes”, de tema similar a “Camino a Esteco” pero anterior a ésta. Abundante es también su producción para la revista española Cimoc donde aparecen o se reeditan trabajos como “Mark Kane”, “Camino a Esteco”, “Stevenson & Co”, “Big Rag”, “Entre otras cosas la vida”, “Federico el loco” y “Consummatum est”, esta última con guión de Yaqui, seudónimo del también dibujante Patricio Mc Gough, con quien en la misma época hizo además «Pieter Thijsz».
De allí en más la producción de Oswal se orientará básicamente a Europa y en menor medida a Estados Unidos con ocasionales trabajos para nuestro país, tales los casos de “Buenos Aires, las putas y el loco” (aparecida previamente en Europa) que con guión de Barreiro se publicó en 1990 en la segunda época de Hora Cero y “El mundo natural de Lejos Pratt”, en La Nación de los Chicos, en 1997, en tanto que de sus trabajos para el exterior destacan “Sombres Destins” (1998) para Francia, “Tango en Firenze” (2004) y “Nequáquam” con guión del español Sanchez Abuli. Otros títulos de su inabarcable producción son «13 relatos negros», «De susto en susto», «El flirt del guerrero», «Los elegidos» (con Albiac), «Valentín y el león», «Nisbi» y «Supermouse». La intensa labor de Oswal en el campo de la historieta se completa con su trabajo docente, desarrollada durante muchos años en la Asociación de Dibujantes de la Argentina y en la Escuela de Carlos Garaycochea.